Laguna Esmeralda muestra un escenario desbordado entre venta de comida sin controles, guías truchos, transportes ilegales y basura acumulada. Sin presencia estatal ni regulaciones claras, el principal sendero turístico de Ushuaia se convierte en símbolo de un “vale todo” que desnuda la crisis institucional.
Patricio Cornejo, presidente de la Cámara de Turismo, planteó la necesidad de que el Estado intervenga con planificación y no con parches, frente a una situación que, según describió, combina precariedad, falta de control y una imagen poco favorable para uno de los senderos más visitados por turistas.
“Laguna Esmeralda es hoy el ejemplo más visible, porque es el sendero más masivo y el más sencillo. Es el apto para todo público, el más cercano, y por eso mismo está colapsado. Lo que se viraliza es la precariedad, la falta de servicios, la ocupación irregular y eso no es la mejor postal para vender Tierra del Fuego como destino”, advirtió Cornejo.
El dirigente remarcó que no se trata de un caso aislado: “Lo de la Laguna es un ejemplo, pero en general los espacios públicos de la ciudad y la provincia enfrentan la misma problemática. Nos llama la atención que, en vez de cortar de raíz situaciones ilegales, se las deja crecer y después se les arma una ordenanza para legalizarlas. Eso pasó con los carritos en el cartel de Ushuaia, que hace poco estaban prohibidos y ahora funcionan como si nada”.
En ese sentido, sostuvo: “A mí no me parece bien que te creen la ley cuando vos estás haciendo algo que no es legal. Eso no debería pasar. Hay empresarios que cumplen con todo, que pagan impuestos, que contratan personal y que invierten, y no es justo que alguien abra el baúl de la camioneta y alquile bastones o venda comida en un área natural sin ningún control”.
Cornejo señaló que el problema no es solo de imagen, sino también de seguridad y de competencia desleal: “Es muy difícil pensar que lo que se vende ahí cumple con normas de bromatología o de seguridad. Y a la vez va en detrimento de los empresarios que tributan y generan empleo. No es una buena combinación”.
Respecto a las posibles soluciones, recordó que existe un proyecto del Estado para desarrollar un centro de servicios en el acceso al sendero: “Se habla de un refugio, una confitería, primeros auxilios, estacionamiento ordenado. Con inversión pública, planificada, y luego concesionada, se podría brindar un servicio seguro y sustentable. Es la única manera de garantizar presencia permanente en el lugar. Porque nada es gratis: si no se genera un negocio, es imposible mantener un sendero en condiciones”.
El presidente de la Cámara de Turismo insistió en que se trata de pensar en el largo plazo: “Cerrar la Laguna es inviable porque hay múltiples accesos. El problema es de control y de recursos. La solución pasa por infraestructura bien planificada, que dé trabajo, que mejore la experiencia turística y que cuide el ambiente. Si se hace bien, puede ser una verdadera oportunidad y no un parche más”.
Cornejo cerró con una definición clara: “El Estado no puede convalidar lo ilegal. Lo que hay que hacer es sacar lo que está fuera de norma y después generar un espacio de servicios ordenado, que dé seguridad, laburo y que deje una buena imagen de Tierra del Fuego”.
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