En Río Grande, una de las inversiones más ambiciosas en materia de inteligencia artificial y minería de criptomonedas quedó en el ojo de la tormenta. La empresa, de capitales fueguinos, instaló tres generadores de última generación para producir su propia energía a partir de gas natural, pero el ruido de los equipos desató un fuerte conflicto por el ruido de los generadores y protestas de los vecinos y tras semanas de cruces con la Dirección de Comercio e Industria.
Recordemos que en el mes de julio, la Dirección de Comercio e Industria del Municipio de Río Grande clausuró de manera preventiva las instalaciones de la empresa Crypto Patagonia. Fue en el marco del cumplimiento de la normativa vigente y ante reiteradas notificaciones presentadas para un correcto desarrollo de las actividades.
En ese contexto, la Justicia de Faltas de Río Grande finalmente habilitó a la empresa CryptoPatagonia a continuar con sus operaciones de minería de criptomonedas e inteligencia artificial en el barrio San Martín, tras dejar sin efecto la clausura dictada por el Municipio.
La jueza Dora Galeano entendió que la compañía presentó argumentos suficientes para suspender la medida. “La municipalidad tomó una medición con la cual no estábamos de acuerdo y clausuró. Eso nos puso al borde de la quiebra”, explicó el abogado de la firma, Francisco Giménez.
CryptoPatagonia, de capitales fueguinos, instaló en 2017 tres generadores de última generación que transforman gas natural en energía, sin depender de la cooperativa eléctrica. “Es el proyecto más ambicioso de inteligencia artificial y minado de criptomonedas en Tierra del Fuego. Una inversión millonaria que genera 14 puestos de trabajo directos”, destacó Giménez.
El conflicto surgió a partir del ruido de los equipos. El municipio exigió un informe de impacto ambiental, obras de insonorización y la suspensión de actividades nocturnas. Como la empresa no cumplió con esos requisitos, Comercio e Industria dispuso la clausura el 25 de julio.
Tras la apelación, la jueza entendió que se trataba de una obra de ingeniería compleja. “No es llamar a un soldador y ponerlo a soldar. Es insonorizar los caños de escape, que es lo que más ruido está haciendo”, explicó Giménez. La compañía se comprometió a instalar contenedores especiales de seis metros de altura alrededor de la planta para reducir el impacto sonoro.
El abogado también desmintió rumores sobre supuestos pedidos de sobornos: “De ninguna manera. Lo que sí dijimos es que no íbamos a pagar coimas en ningún lado. Fue un malentendido en medio de una discusión acalorada. No hay ninguna denuncia”.
En paralelo, un grupo de vecinos directamente afectados —entre ellos una comerciante hotelera— aceptó que la empresa funcione hasta las 22 horas, siempre que cumpla con las obras prometidas. “Lo importante es que se garantizó la fuente de trabajo, se resguardó la calidad de vida de los vecinos y se retomó el diálogo con el municipio”, concluyó Giménez.
Radio Provincia