Patricia Blanco en plena campaña de cara a las elecciones del 7 de noviembre, su principal mensaje es contundente: “La gente tiene que comprometerse porque es fácil quejarse después, pero hay que participar. Más vale que elija y vote”. Blanco rescata la novedad del voto remoto para quienes están fuera de la provincia, que por primera vez podrán elegir desde cualquier lugar del país o incluso desde el extranjero. “Ya son más de 300 inscritos, y eso es una excelente noticia para garantizar el compromiso de los afiliados, que es lo que más se pide”, explicó.
Para ella, la participación no puede ser opcional, porque la obra social toca a todos en distintos momentos de la vida. “Como beneficiario activo, usás la obra social para vacunar a tus hijos o para odontología. Pero cuando sos pasivo, hasta que no te vas a jubilar no le das mucha bola, y después cuando más la necesitás, entendés”. Blanco denuncia el bajo nivel de compromiso de muchos afiliados activos, que a pesar de quejarse, no ejercen su derecho a votar en masa.
Con experiencia acumulada en el sector jubilado —que agrupa casi siete mil personas en la provincia— no esquiva la verdad sobre los años más duros: “Fueron casi cinco años de angustia permanente, sin saber si cobrábamos o si teníamos que hacer amparos. Nosotros mismos teníamos que gestionar los pagos porque los directores no respondían y la Legislatura decía que ‘estaban trabajando’. Fue una época nefasta, tremenda, y la memoria hay que tenerla”.
Con firmeza, Blanco advierte que quienes hoy aparecen diciendo querer ayudar, “no hicieron nada cuando estaban y ahora buscan abrazar a los afiliados”. En una invitación directa, pide “que vayan a votar, que se comprometan, que sepan que hay siete listas y que pueden elegir”.
Es este compromiso el motor que siempre ha guiado su tarea. “No prometo cosas que no puedo cumplir. Mi único patrón son los jubilados. Si me dan la posibilidad, seguiré con el mismo compromiso y la misma lealtad. Y si no, pasaré al retiro tranquila, sabiendo que siempre dije la verdad”.
Blanco no necesita presentaciones entre los jubilados de Tierra del Fuego. Con su estilo frontal, mezcla de firmeza y empatía, vuelve a poner sobre la mesa los temas que preocupan al sector. “A mí hasta el día de hoy me dicen vieja loca. Pero no me molesta. Gracias a Dios, soy una vieja loca que defiende el derecho de los jubilados. Peor sería que me digan que soy una loca que se vendió por dos mangos”, lanzó sin rodeos durante una entrevista en Radio Provincia.
Su frase, dicha entre risas y con la honestidad que la caracteriza, resume una trayectoria marcada por el compromiso y la confrontación con quienes —según ella— se olvidan de los que trabajaron toda su vida. “Uno cuando asume un cargo tiene que hacerlo con compromiso y sin presionada. Pero la gente lo sabe, lo ve. El jubilado te responde”, aseguró, dejando claro que su lealtad no está en los despachos oficiales, sino en quienes cobran la mínima.
Blanco recordó los años más duros de la Caja de Previsión Social y la época en que, según dijo, “no se nos comunicaba nada y no sabíamos qué hacer de nuestras vidas”. Esa etapa, afirma, “ya pasó”, pero advierte que “hay que mantenerlo en la memoria y saber elegir”, porque —subraya— “hay gente que quiere volver a ser candidata y cuando estuvieron no hicieron lo que ahora prometen”.
La vocal jubilada, candidata nuevamente por la lista Naranja Nº 3, hizo una defensa de su gestión, en la que reconoció avances y también frustraciones. “Me preguntaron si pude lograr que el recibo esté detallado para saber qué se paga, y no se pudo. Eso fue por los cambios de leyes del 2016. Hubo cosas que no nos gustaron, pero dieron estabilidad al cobro”, explicó. Y aclaró por qué los aumentos no siempre llegan a los pasivos: “Si al activo le dan un 5% al básico, al jubilado le llega ese 5%. Pero si el Ejecutivo da un 5% y lo divide entre básico y sumas por fuera, al jubilado le llega menos. Los bonos son un desastre, no le llegan al jubilado”.
Su crítica también se extendió a los gremios: “Están tan comprometidos con los ejecutivos que se olvidan de que tienen que defender al laburante. Lo que le llegue al activo le va a llegar al pasivo. Pero si aceptan aumentos por fuera del básico, nos perjudican a todos”.
Blanco no esquivó la crudeza de los números: “Los municipales somos pobres. Hace años que venimos para atrás. En una época teníamos los mejores salarios. Hoy somos los más bajos. Cuarenta mil pesos no te alcanzan ni para una bolsa”. En el mismo tono, comparó: “Cualquier asesor de un legislador gana más que alguien que te cuida la salud o te educa. Tenemos los valores cambiados”.
También adelantó que está trabajando en un proyecto para facilitar créditos a los jubilados, algo que considera una deuda pendiente: “Los bancos no te prestan cuando tenés 70 años. Estamos gestionando una línea de crédito desde la Caja. Es plata que se recupera con descuento de haberes, pero necesitamos que lo autoricen”.
La candidata no esquivó temas sensibles. Defendió la propiedad del histórico edificio de San Martín —“hay muchos que lo quieren manotear, pero no se los vamos a dar”— y reclamó respeto hacia los jubilados de la Policía: “Da mucha pena que gente que trabajó toda su vida tenga que pasar por esta situación. Y después te lo presentan como si te hicieran un favor. Nadie te hace un favor, están cumpliendo una obligación”.
Sobre el pago del retroactivo, recordó que “antes no se pagaba y se lo comían”. Aseguró que se logró modificar la ley: “Ahora el jubilado cobra al mes siguiente con retroactivo. Si llega tarde la información, se paga por boleta complementaria. No es lo ideal, pero es lo justo”.
Fiel a su estilo, Blanco marcó distancia de los privilegios: “Yo no hago diferencias entre jubilados. Ser jubilado es ser jubilado. Si al activo le dieron un 5%, al jubilado le corresponde lo mismo. Y si no gusta, habrá que cambiar la ley”.
De cara a las elecciones del 7 de noviembre, invitó a participar con calma y sin miedo a la tecnología: “Que se tomen su tiempo, que nadie los apura. Va a haber gente para ayudar. Hay que votar con conciencia, pensar bien. No sirve ganar una elección y después cerrar el teléfono. Si asumen un compromiso, que lo cumplan”.
Cerró con una frase que resume su modo de entender la función pública: “Yo no prometo cosas que después no se pueden cumplir. Mi único patrón son los jubilados. Si me dan la posibilidad, seguiré con el mismo compromiso y la misma lealtad. Y si no, pasaré al retiro tranquila, sabiendo que siempre dije la verdad”.




