“Parir con derechos: cuando el sistema de salud todavía llega tarde”

La discusión sobre cómo se nace en Tierra del Fuego vuelve a ocupar el centro de la escena. Gabriela Morales y Ariana Valdivia, integrantes de “Por un Parto Humanizado Tierra del Fuego”, advierten que aún persisten prácticas que vulneran derechos establecidos por ley y reclaman un cambio profundo en la atención obstétrica. “Buscamos que los nacimientos sean dignos y libres de violencia”, sostienen, y recuerdan que también forman parte de la Campaña Nacional contra la Violencia Gineco-obstétrica y de la Mesa Interinstitucional de Parto Respetado y Derechos Humanos, activa desde 2023.

Las referentes explicaron que la problemática no es nueva y que los números lo dejan claro. Según el informe Gestar, Parir y Nacer en Tierra del Fuego, “entre 2013 y 2024 el 54% de los partos en la provincia fueron por cesárea, muy por encima del 10% y el 15% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, remarcan. La OMS alerta que las cesáreas innecesarias aumentan los riesgos de infecciones, hemorragias y complicaciones posoperatorias; para los bebés, pueden derivar en problemas respiratorios y dificultades en la lactancia.

Para Gabriela y Ariana, buena parte de este exceso responde a lógicas institucionales y económicas. “Las cesáreas son más rentables: permiten calcular honorarios y ajustar la rotación de camas. En cambio, el parto vaginal es imprevisible, requiere más horas de acompañamiento”, sostienen. Recuerdan que la Ley Nacional de Parto Humanizado reconoce el derecho a recibir información clara, a elegir entre alternativas y a evitar intervenciones que no estén justificadas.

El desconocimiento de estos derechos, subrayan, sigue siendo uno de los mayores obstáculos. “Muchas mujeres viven situaciones que creen normales, pero luego descubren que fueron apuradas, ignoradas o violentadas. La violencia gineco-obstétrica es una de las formas de violencia de género más naturalizadas y suele dejar secuelas en la vida de la mujer y del bebé”, señalan. La Ley de Derechos del Paciente, agregan, garantiza acceso a información completa y consentimiento informado, elementos que todavía no siempre se cumplen.

Las entrevistadas destacan que modificar las prácticas obstétricas implica revisar todo el proceso: desde el acompañamiento durante la gestación hasta el puerperio y la lactancia. “Hace falta vocación, capacitación profesional e infraestructura adecuada para garantizar lo que por ley tenemos por derechos”, plantean. Y lo resumen de manera directa: “Las mujeres sabemos parir y los bebés saben nacer: eso hace falta recordarle al sistema que busca cada vez más el intervencionismo por encima de la fisiología. Parir con derechos es darle el 100% del protagonismo a esa mujer y a ese bebé que va a nacer”.

Pese a las dificultades, la red que impulsan sigue creciendo. “Acompañamos denuncias de violencia obstétrica, obtuvimos una resolución para el acompañamiento de partos domiciliarios, realizamos el primer conversatorio de Violencia Obstétrica, el registro provincial de casos, capacitaciones a profesionales y actualmente trabajamos en un proyecto de duelo perinatal”, detallan.

El mayor desafío, admiten, está en las instituciones privadas. “En las instituciones públicas hay más apertura, pero en las privadas todavía no logramos acceso. Falta permeabilidad y voluntad de cambio”, reconocen. Mientras tanto, continúan insistiendo en lo esencial: llevar a la práctica derechos que ya están escritos y que, para muchas familias, siguen sin cumplirse al momento de nacer.

Con Información de Red 23 Noticias

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